domingo, 2 de septiembre de 2007

Postal desde el verano

Queridos una y uno, Paz y Bien,

no es que haya pasado el verano en Cádiz (¡hubiese avisado!), pero se me ocurrió que las buenas gentes de Correos aceptarían de puro antiguo y simpático este sello sin franqueo, y casi hasta desdentado. Sé que estas líneas han llegado a buen puerto, a eterna bahía.

Os digo queridos a vosotros como sé que vosotros y yo decimos queridos, nuevamente, a quienes han vuelto. Porque hemos vuelto. Nunca nos fuimos del todo. Siempre estuvimos ahí, o aquí, o sabe Dios dónde, pero estuvimos.

Ahora todos los párrafos me suenan a castillos, en el aire o con firmes cimientos, pero castillos de esos que ya no se edifican al fin y al cabo. Yo prefiero pensar en fábricas de sueños, en casas con la puerta siempre de par en par y en templos abiertos desde donde sale el sol hasta el ocaso, y más allá. Prefiero soñar con el humo de los sueños y cruzar los umbrales de los hogares amigos. Y pensar que las causas perdidas son primero causas, razones y corazones con mucho que decir que hace tiempo pidieron la palabra. Y quiero leer más "de pequeños" para buscar las claves de mañana en aquel ayer que es siempre hoy. Y seguir creyendo que las postales llegan allí donde las están esperando, porque la fe, cuando se asoma al agua de una playa limpia o de un torrente serrano, ve la esperanza, sin más. Y entonces el amor hace fiesta en honor de sus hermanas.

Tomás

2 comentarios:

LUIS SANTOS DE DIOS dijo...

Bien vueltos aun no yendoos. Algunos hemos echado de menos el olor del incienso en verano, vertido en esas palabras que salen de una semana santa tan particular que dura de pascuas a ramos sin solución de continuidad.
Un saludo,
Luis Santos

Ana Pedrero dijo...

Postal recibida, amigo. Supongo que tienes razón, y que llegará allá donde la esperen. Nos vemos pronto.
Un abrazo.