Nuestro Jesús zamorano, siempre en pie, siempre caminando, siempre bendiciendo con las manos abiertas al mundo. A los vivos y a los muertos. A los que creyeron y nos dejaron en prenda a través de los siglos la conmemoración del misterio de la Pasión y la alegría de la Resurrección cuando llega la primavera. Zamoranos y no zamoranos, cofrades y no cofrades, penitentes en las aceras, devoradores de lunas y madrugadas, cirineos todos abrazados a la misma Cruz.
viernes, 26 de octubre de 2007
Cuando llega noviembre
Nuestro Jesús zamorano, siempre en pie, siempre caminando, siempre bendiciendo con las manos abiertas al mundo. A los vivos y a los muertos. A los que creyeron y nos dejaron en prenda a través de los siglos la conmemoración del misterio de la Pasión y la alegría de la Resurrección cuando llega la primavera. Zamoranos y no zamoranos, cofrades y no cofrades, penitentes en las aceras, devoradores de lunas y madrugadas, cirineos todos abrazados a la misma Cruz.
lunes, 8 de octubre de 2007
Rosario
Un saludo,
Roberto
miércoles, 3 de octubre de 2007
Francisco
Todo un reto el seguimiento de Jesús que escogió Francisco, el poverello de Asís, quien se sintió plenamente hijo del Padre y a todas sus criaturas amó como hermanas. En el ideal de fraternidad de Francisco se miran las cofradías, entre la utopía y la tarea, pues aunque sea imperfecta la fraternidad que construyamos los hombres, perfecto es asumir su construcción cada día. Con esto es suficiente. Lo demás lo pone la Providencia. Y para hacer hermandad, primero es necesario sabernos hermanos, uno con uno, uno con otro, en el ir de dos en dos, antes de que nos perdamos en el anonimato de las masas. No importa cuántos seamos. Importa que todos podamos ser, que nadie se sienta excluido. Es el todos por igual de los hermanos menores, que hermano mayor ya es el Señor y se hizo último y pequeño. Es prescindir de fama y presunción, ejercer la autoridad con sencillez, hacer apostolado con palabras y obras, que todos podemos... y obedecer, como diría Francisco: "Nunca contra la voluntad de los obispos, ni siquiera contra la de los oscuros párrocos de aldea, por ignorantes que fuesen". Porque en el gobierno de la Iglesia hace su voluntad el Espíritu Santo y en quién si no vamos a confiar...
Seguiré pensando que Francisco, cuando pasea por su Campo de verde y piedra, aguarda con alegría, siempre alegre, la llegada de los cofrades con sus Cristos pobres y ciertos sobre los hombros. Se asomará a la tapia de Berrueta para invitarnos a volver a los orígenes, a la hoja de ruta del Evangelio que a él le hizo feliz. Nos hablará del culto en espíritu y en verdad, de la caridad más allá de la retórica, de la esperanza en el hombre porque es criatura a imagen de Dios. Nos hablará, pero sobre todo nos escuchará, y se pondrá de nuestro lado, porque somos de la casa y siempre tuvimos inquietudes. Dirá que le vamos a dar muchas alegrías. Yo no lo dudo.
Feliz 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, decano de los hermanos cofrades, que tiene un Campo donde bajar a Cristo de la Cruz equivale a bajarnos todos hasta descubrirle, donde la belleza irrumpe con particular esplendor en los días de la Pascua. Paz y Bien.